
Este miércoles 30 de abril en la Iglesia Catedral de Loja, se realizó la Santa Eucaristía por el eterno descanso del Santo Padre el Papa Francisco, en presencia de autoridades civiles y eclesiásticas, sacerdotes, seminaristas, religiosas y fieles que acudieron al templo a despedir al Papa de la sinodalidad.
Fue un momento para recordar la vida del Sumo Pontífice y su legado que hoy se resuena en todo el mundo, su sencillez, ternura y cercanía con aquellos a quienes eran excluidos, será recordado por siempre dentro y fuera de la Iglesia.






«En este tiempo Pascual, donde celebramos la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, celebramos también la Pascua eterna del Papa Francisco. Un Papa que creyó en Jesús y que esperó la vida eterna, ahora goza de la presencia del Señor. El hombre de la Esperanza y del optimismo: Desde su elección, lanzó su programa de gobierno pastoral en la Encíclica «Evangelii Gaudium», proclamando así la Alegría del Evangelio. La tarea evangelizadora tiene que ser llevada con alegría, no con pesimismo o como carga pesada, sino más bien un camino de esperanza, hay que llevar el Evangelio a todas partes, la misión es continua, pero hay que dar al mundo esperanza, porque está cansado de promesas incumplidas» Fueron las palabras que dedicó Mons. Walter Heras al difunto Papa durante su homilía y recordó también una de sus frases más importantes de su papado «Prefiero una Iglesia, lastimada, herida, porque sale a buscar a los pobres, a los pecadores, antes que una Iglesia autorreferencial, que pase encerrada y muy cuidada».
Sin duda fuimos bendecidos al tener en la Iglesia al Papa Francisco, pedimos a Dios que le conceda disfrutar de su presencia y le pedimos también que nos conceda un nuevo Pastor que cuide su rebaño y lo enseñe a caminar siguiendo su Evangelio.