La vida familiar ha experimentado a lo largo de estos últimos años transformaciones importantes no sólo en su estructura sino principalmente en sus relaciones interpersonales. “La familia, en los tiempos modernos, ha sufrido quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales”. (Familiaris Consortio 1)

La familia es uno de los ámbitos donde más profundamente está incidiendo en estos tiempos el cambio socio-cultural. Esto afecta profundamente a la experiencia religiosa compartida en la familia y a la primera transmisión de la fe a los niños. La nueva situación de la familia constituye hoy un reto para la evangelización.

La fe cristiana presenta un conjunto de valores que inspiran la vida conyugal y familiar. Son una llamada a respetar la singularidad de sus miembros, a encarnar la igualdad del hombre y la mujer y a vivir en la unidad solidaria del amor, como signo de la Nueva Alianza entre Dios y la familia humana. A la luz de estos valores se puede discernir la mayor o menor cercanía o lejanía de cada familia al ideal cristiano.

Marco Doctrinal:

En muchas familias se percibe hoy un descuido de lo religioso y una escasa valoración práctica de la vida cristiana. Todavía necesitamos una mejor comprensión de las especiales dificultades que padecen muchas familias para vivir algunos de esos valores. Sin embargo, no podemos omitir la propuesta de los valores evangélicos. Por muy secularizada que pueda estar nuestra sociedad, el matrimonio y la familia entendidos y vividos a la luz de la fe siguen siendo saludables e interpeladores para toda la sociedad.

La familia cristiana no es sólo destinataria de la atención pastoral de la
Iglesia. Es también sujeto de la acción evangelizadora. “La futura evangelización depende en gran medida de la Iglesia doméstica” (Familiaris Consortio 52)

Los cristianos estamos llamados a compartir el tesoro de nuestra fe en la familia, dentro del conjunto de relaciones que en ella desarrollamos en las diversas etapas de la vida. La primera iniciación a la fe, a la oración y a la vida de la comunidad eclesial es cometido propio de la familia cristiana.

Hoy es más necesario que antes cuidar en las familias el despertar religioso de los hijos en sus primeros años y acompañar adecuadamente los pasos sucesivos en el crecimiento de la fe.

La acción de la familia creyente no queda limitada dentro del recinto familiar. Se prolonga en la participación activa en la vida de la comunidad eclesial por la pertenencia a grupos de matrimonios cristianos, la acogida y el acompañamiento prematrimonial a las jóvenes parejas, el apoyo a familias rotas o en crisis,…

La misión de los matrimonios y familias cristianas se extiende en fin, al compromiso social con movimientos cívicos que promuevan y defiendan valores y reclamen públicamente los medios necesarios para la existencia y consolidación de familias saludables. La cuestiones relativas a la vivienda, a la salud, la educación,… deben despertar el compromiso público de las familias cristianas.

2.- Diagnóstico Pastoral.

La pastoral familiar es la acción eclesial que tiene a la familia como campo de trabajo, atención y acompañamiento, para posibilitar que sus miembros sean protagonistas de su vida y misión, en la sociedad y en la Iglesia, desde la referencia al seguimiento de Jesús, al Evangelio de la Familia y al trabajo a favor del Reino. “En efecto, la familia cristiana es la primera comunidad llamada a anunciar el Evangelio a la persona humana en desarrollo y a conducirla a la plena madurez humana y cristiana, mediante una progresiva educación y catequesis”. (Familiaris Consortio 2)

La Pastoral Familiar tendrá diversos ámbitos de actuación, por eso se articulará con los distintos Departamentos de la Diócesis, así como con los movimientos y comunidades que tienen a la familia como referente:

Actuaciones o intervenciones pre sacramentales (bautismales y matrimoniales),
Catequéticas (despertar de la fe e iniciación en la vivencia de la fe)
Sociales (presencia y problemática de la familia en la sociedad),
Sanativas (acompañamiento en conflictos y rupturas familiares)
Educativas (presencia de la familia en los centros educativos),…
Defensa de la Vida, en todas sus manifestaciones.

Retos que se debe tener en cuenta en la Pastoral Familiar

A la hora de plantearnos una Pastoral familiar debemos tener en cuenta los siguientes retos:

La acogida y la misericordia. Comunidad, iglesia de brazos abiertos y corazón misericordioso a cada familia, sin juicios preestablecidos, cooperando con ella desde la gratuidad.

La animación y la esperanza. Hemos de emprender una acción evangelizadora en clave de animación esperanzada. Esta pastoral profética- creadora nace de la acción de Dios a través de su Espíritu, está repleta de signos creíbles, y quiere nombrar y anunciar a Dios como noticia gozosa.

La salida y el acompañamiento. La circunstancias actuales nos invitan a salir de nuestras comodidades e ir detrás de la oveja perdida, nos esperan las distintas periferia existenciales que se encuentran latentes en nuestras familias, que esperan nuestra cercanía al ser acompañadas, donde no se impone o se dirige, sino que se camina junto a las familias con misericordia entrañable (cf. Mt. 9,36; 14,14; Mc. 1,41; 6,34; Lc. 7,13). Es un camino realizado desde la empatía y el diálogo para poder evangelizar desde dentro la realidad familiar (cf. EN 18).

3.- Marco Operativo

Objetivo General:

“Acompañar a la familia lojana en sus diferentes manifestaciones sociales y religiosas para que se convierta en una escuela de amor, al estilo de Jesús y como lo quiere la iglesia en este camino de sinodalidad”

Atendiendo a la misión de la Iglesia, pretendemos hacer operativo este Objetivo general a través de cuatro objetivos específicos:

Líneas pastorales del Departamento de Familia:

Profundizar en la vocación y misión del matrimonio y la familia en la Iglesia y sociedad de hoy, para que sea escuela de formación humana y cristiana.
Valorar, formar y acompañar a la familia en su misión de ser Iglesia doméstica, espacio en la que se vive y se trasmite la fe y se defiende la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
Concienciar a las familias en la indelegable e insustituible responsabilidad se la educación de los hijos en todas sus etapas, ayudándoles a descubrir que toda vocación es una llamada y una bendición de Dios.
Defender la vida en todas sus manifestaciones y en sus distintos aspectos: concepción, natalidad, salud, ecología, calidad de vida.

Líneas de acción del Departamento de Familia

La Pastoral familiar tiene como líneas de acción las siguientes:

Considerar a la familia como pequeño rebaño, célula de la Iglesia, al que el pastor tiene que acercarse para evangelizar, acompañar y salvar, puesto que de ella salen las vocaciones y es la escuela en la que se aprende a conocer y amar a Dios y al prójimo.
Crear la pastoral familiar parroquial con un plan fundamentado en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la iglesia que nos invita a caminar juntos, tanto en la formación como en el acompañamiento.
Elaborar criterios comunes para acercarse, acompañar y ayudar a los matrimonios y problemas familiares actuales.
Dar espacio a los laicos en la pastoral familia para lograr así que sea una pastoral que nazca de la experiencia de vida y de la riqueza de una familia prendada de este enorme desafío de la sinodalidad que propone la acción de Espíritu Santo para estos nuevos tiempos.
Incluir a todas las parroquias de la Diócesis en las acciones que cumpla el Departamento de Familia

6.- Equipo de Pastoral Familiar

Delegado del Departamento: P. Fabián Delgado
Matrimonios: Cléver Jaramillo y Augusta Vélez
José Fernando Luzuriaga y Lolita Herrera
Laicos: Gloria Lagos, Karla Campos y David Maldonado

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