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Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024.

 

Con profunda alegría presento el Documento Base que dará fundamento doctrinal y
teológico al Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024.

Desde el 20 de marzo de 2021 cuando el Papa Francisco designó a Quito como Sede del
Congreso Eucarístico Internacional 2024, con motivo de la celebración de los CIENTO
CINCUENTA AÑOS de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús,
comenzamos a pensar, idear y, sobre todo, a soñar, con este gran evento eclesial, el mayor
a nivel mundial.

Del 8 al 15 de septiembre del 2024, la ciudad de Quito (Ecuador) se vestirá de fiesta para
vivir el 53° Congreso Eucarístico Internacional y en el colorido entramado de sus calles
coloniales acogerá a miles de personas de todo el mundo para celebrar el Misterio de
nuestra fe y renovar, en un gozoso compartir de dones, nuestro amor a Cristo, Pan vivo
bajado del cielo.

En vista de este evento de importancia mundial, la Comisión Teológica del Comité Local
Ecuatoriano, en colaboración con el Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos
Internacionales, ha elaborado este «Documento Base» a la luz del tema: Fraternidad para
Sanar el Mundo. Es la herramienta ofrecida a las Iglesias del Ecuador y de cada País
para prepararse fructíferamente a estas jornadas eucarísticas. Así, la fraternidad humana
que está en el centro de la reflexión del congreso no quedará como un sueño, sino que
encontrará la manera de materializarse a partir de la celebración eucarística.

El texto tiene el sabor de la experiencia de fe de los pueblos latinoamericanos, don que
desean compartir con quienes deseen participar de alguna manera en el Congreso
Internacional. La Iglesia de Quito se transformará en una carpa eucarística donde la mesa
de la Palabra y del Pan nos reunirá para descubrir la presencia misericordiosa de Dios
que nos ama intensamente y nos hace hermanos, hijos del mismo Padre. El don pascual
del Señor Resucitado, que está en el corazón de cada Misa y del culto eucarístico que de
ella toma su significado, mientras cure nuestras heridas, nos ayudará a cuidar de cada
hermano y hermana.

Elevemos nuestros corazones en alabanza y pidamos a Dios, con las palabras del Papa
Francisco, la gracia «de prepararnos para el encuentro con nuestros hermanos más allá
de las diferencias de ideas, lengua, cultura, religión; que unja todo nuestro ser con el
óleo de su misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones,
de las controversias; la gracia de enviarnos con humildad y mansedumbre, a los
caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz» (Fratelli Tutti, 254)